miércoles, 30 de enero de 2013

Breve historia del alcoholismo

El ser humano hace uso de las sustancias psicoactivas desde tiempos inmemoriales, y no sólo con el objeto de experimentar placenteras sensaciones y olvidarse de las perturbaciones, sino incluso para alcanzar fines sociales, religiosos y rituales.



Son precisamente los factores sociales y rituales de comportamiento y consumo, los que facilitan que aumente la gravedad del problema del consumo de bebidas alcohólicas, en nuestras actuales sociedades: 


  • La situación fiscalizadora del alcohol: es la droga más fácil de adquirir y la que goza de una mayor aceptación social.
  • El fundamental papel que el alcohol juega en la economía.
  • La asociación entre descanso y celebraciones sociales con el alcohol.
  • La insuficiente y con frecuencia errónea información de la que dispone la mayor parte de la población.
  • La políticas sanitarias débiles adoptadas por Estados que, en muchos casos,
Estas causas han conducido a un aumento en el consumo del alcohol.

A pesar de que se trate de una problemática actual, las primeras noticias sobre el consumo del alcohol proceden del Neolítico. En las culturas de Mesopotamia y Egipto se bebía cerveza, y, según lo dispuesto, entre otros, en el Antiguo y el Nuevo Testamento, la civilización de Canaan era también consumidora del vino.

Los devastadores efectos del alcohol se conocían ya en los tiempos clásicos y helenísticos, como reflejan las obras de Esquilo, Eurípides y Plutarco, donde se da cuenta de múltiples juegos y ritos basados en el consumo del vino.

De entre todos los autores de renombre que han estudiado el consumo de bebidas alcohólicas y sus efectos secundarios, conviene destacar al primero que estableció las bases para que alcoholismo fuera catalogado entre las enfermedades físicas y en consecuencia recibiera atención médica. Se trata del alemán Bruhl-Cramer, autor del libro "Uber die trunksucht und eine rationelle heilmethode derselben" (1819), fundamental en la concepción de la tesis de que el constante y excesivo consumo del alcohol tiene un origen físico. Trató de romper con la idea de considerar la embriaguez como vicio y defendió que la pérdida del sentido moral no era la causa, sino el efecto del consumo abusivo. Su mayor aportación consistió en crear el término que permitió describir el alcoholismo.

Tras la de Bruhl-Cramer, la segunda obra del siglo XIX más importante sobre el alcoholismo es "Chrinische Alkoholskracheit Oder Alkoholismus Chronicus", de Magnuss Huss.

Huss definió lo que él llamaba Alcoholismus Chronicus como una enfermedad derivada de un envenenamiento crónico, similar al provocado por el plomo o el arsénico, y que a largo plazo conducía al consumo de vino y de otras bebidas alcohólicas. En lo que respecta a los síntomas neurológicos, en su obra Huss detalló todos aquéllos que un alcohólico presenta.

Huss describió la pérdida de memoria y las confabulaciones de que adolecen los alcohólicos 40 años antes de que lo hiciera Korsakof.


Su estudio nos ha permitido formular el concepto de DEPENDENCIA, principal efecto del consumo crónico del alcohol. Aun cuando sus características varían en función del operador, el sentido genérico del término alude a un consumo excesivo, independientemente del riesgo que ello conlleva para la salud personal y social o del deber de conocer una determinada norma fiscalizadora. Entre las claves de esta definición, que comprende las características más relevantes que presentan las situaciones drogodependientes, destaca el tratamiento otorgado a la interactividad de la droga y el individuo, fuente de perjudiciales efectos que posteriormente se reflejarán en la sociedad y circunstancia determinante para que la drogodependencia sea objeto de tratamiento médico.

Autor: Imanol Querejeta Ayerdi, Profesor de la Escuela Universitaria de Trabajo Social. Euskal Herria, España

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